El destino es caprichoso y nos pone a prueba, y eso es lo que hizo con nuestros protagonistas, se conocieron y el destino quiso separarlos para que 10 años después se dieran el sí quiero entre viñedos, en Bodega Otazu.
Claudia y Guillermo, se conocieron siendo muy jóvenes, en el tiempo en el que el futuro es una incógnita, y el ahora es todo. Sin embargo, el mismo destino que les separó quiso que el recuerdo que quedó en un momento del pasado, fuera presente y futuro, y así fue.
Fue una boda genial, divertida, emotiva, llena de buenísimos momentos que quedarán grabados en todos los rincones de la bodega.
Para su gran día, Claudia escogió el vestido, el velo y las alpargatas en Yolan Cris, muy fiel a su personalidad y su estilo y el resultado; ¡estaba guapísima!.
Lo combinó con una corona de flores de “Floristería El Árbol“ que complementó a la perfección su look.
Cómo ya sabéis, en las bodas hay que llevar algo prestado y la pulsera y los pendientes eran de su abuela.
Para el peinado y el maquillaje Claudia lo tenía claro, algo muy sencillo que fuese de la mano con el vestido y que reflejara su personalidad y su día a día, y para ello confió en Bobby Brown.
El peinado lo dejó en las manos de la peluquería Luis Laspalas que dieron con el peinado perfecto. En definitiva una novia preciosa rodeada de viñedos.
Guillermo optó por un traje de Enzo Bari, con gemelos de Calvin Klein regalo de sus amigos. Para ultimar su look de boda, optó por la “Barbería de Maite”
Una pareja de 10 en Bb Otazu
Con respecto al lugar, Bodega Otazu, lo tenían claro. Buscaban algo diferente, “un lugar con un halo de magia especial sin descuidar el catering y los pequeños detalles” . Amor a primera vista.
Para la decoración de la Iglesia volvieron a confiar en el trabajo de Floristeria el Arbol, y Claudia se encargó de los centros de mesa, flores silvestres que dieron al salón un estilo boho chic
Nos encanta que los novios estén muy presentes, es su boda, su día, su familia y amigos y en este caso quisieron encargarse de los detalles de los invitados, fueron unas pinzas hechas a mano por Claudia. ¡Nos encantan!
Como conclusión al gran día; “una boda increíblemente mejor de la que hubiera imaginado, a día de hoy me siguen dando la enhorabuena por la boda, joven, divertida, con todo detalle y mágica, no hay palabras para describirlo.
Gracias al increíble equipo de Bb Otazu pudimos hacer nuestro sueño realidad, y allí estaba Remys Door para captar cada momento con su arte y corazón”
Y tal y como dicen, allí estaba ella, Remys Door; “Pasen y vean a la felicidad vestida de blanco”
Gracias Claudia y Guillermo, gracias, gracias y millones de gracias.